Llegó la temporada de recitales y festivales. Esos 3 o 4 último meses del año, donde vienen montones de bandas. A varios nos gustaría ir a todos. O a la mayoría. Probablemente, seamos fanáticos de alguno de los grupos.

O simplemente nos gusta la dinámica que hay en los recitales.

Y la verdad es que el recital de una banda cualquiera es la chance que tienen la mayoría de sus seguidores de estar “cara a cara” con los músicos y con el resto de la congregación.

Es lo más parecido que podés llegar a vivir a un fogón playero con sus ídolos.

 

En este momento, estoy escuchando el último CD de Noel Gallagher. No hay duda de que es excelente.

Yo era fan de Oasis. La consideraba la mejor banda de la historia. Gran seguidor.

Era un lujo ir a Tower Records y revolver las estanterías de CDs, viendo si había algo nuevo o, mejor, algo inédito o "de culto", como un recital en Japón, un B-Side o ese tipo de cosas.

Cuando fue el recital del Campo Argentino de Polo me quedé sin ir.

Problemas familiares / Entrada comprada / Frustración importante.

La revancha vino cuando metieron  un River, en Mayo del 2009. Estuve ahí.

Consideré que me quedaron debiendo canciones como "Stand By Me" y "Don´t Go Away".

Y que las bandas siempre quedan en deuda con aquellos fans que van a los recitales con el playlist armado en la cabeza.

Pero siempre encontramos la forma de salir hechos del negocio, escuchando las "canciones - himnos".

Noel Gallagher, años después, cantando "Don´t Look Back in Anger", saldó cualquier cuenta pendiente de Oasis conmigo.

Está bien, él ya no era Oasis, pero yo tampoco era el mismo del 2009.

 

La gente dice que hay una tendencia de volver a la música de los 90's.

Pero los 90's ya pasaron.

Noel, hoy, es solista. Y muy talentoso.

Y yo soy otro tipo.

Y la forma de interactuar con la música es distinta.

 

Ya no existe más eso de escuchar un tema en la radio; que te guste; conseguir el CD; que te guste más; conseguir el resto de los CD´s de la banda con saldo positivo, hasta que llega el esperado momento de ir al recital.

Y tocar el cielo con las manos.

 

Para mí, ese es el camino que recorre un fan.

Yo me fui cuando terminó el concierto, pero me parece que al fan me lo olvidé en el Monumental, ese domingo de mayo a la noche.

Y se fue de gira con la banda.

O, tal vez, nunca bajó del cielo. Se quedó agarrado ahí, cuando lo tocó con las manos.

 

Es que cuando tenemos la oportunidad, todos los fans vamos al cielo.